Los primeros mil días de vida

Los primeros mil dias de vida de un infante

Los primeros mil dias de vida de un infante

Por: Natalia Smith

¿Sabías que el crecimiento y desarrollo de un recién nacido se determina desde la concepción por los factores ambientales con los que interactúa el embrión?

Los riesgos para la salud que pudiera presentar un bebé a corto o largo plazo pueden presentarse en los primeros 1000 días de vida: desde la concepción hasta los dos años, y, posteriormente, desarrollar enfermedades no transmisibles. 

Actualmente, 71% de las muertes que se producen en el mundo se deben a estas enfermedades, lo que quiere decir que matan, aproximadamente, a 41 millones de personas cada año. Las enfermedades no transmisibles son de larga duración, lento progreso y, en gran medida, prevenibles.

El síndrome metabólico, la resistencia a la insulina, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes mellitus son algunos ejemplos.

¿Cómo prevenirlas en la vida de tu bebé? La nutrición es uno de los factores ambientales que más influyen en esta programación, debido a que ésta es capaz de modular el crecimiento y desarrollo funcional del organismo.

Existe una correlación entre el peso de nacimiento y el índice de masa corporal en la vida adulta: los bebés que nacen pequeños y los que nacen con peso superior al normal tienen alta predisposición de desarrollar diabetes en la vida adulta.

Una buena nutrición no sólo incluye la alimentación del lactante, sino que comprende desde la alimentación de la madre antes de embarazarse, durante el embarazo y durante la lactancia. La desnutrición, tanto como la obesidad materna, predisponen al bebé a desarrollar obesidad en la vida adulta.

Ahora, no sólo se trata de que la madre lleve una dieta saludable que aporte la cantidad suficiente de energía, sino una dieta que aporte los nutrientes necesarios para cubrir los requerimientos nutricionales específicos de cada una de las etapas, junto con la suplementación adecuada de ácido fólico, hierro, yodo, ácidos grasos omega-3, vitamina D y zinc, acompañada de una buena práctica de lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida y continuada hasta los dos años con alimentación complementaria.

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