Conoce el origen de “dime con quién andas y te diré quién eres”

Dime con quien andas y te dire quien eres

Dime con quien andas y te dire quien eres

Por: El nerd

Twitter: @SemElChabacano

Para empezar, todos estamos acostumbrados a escuchar o utilizar palabras, frases o refranes que hemos adoptado de nuestros papás, tíos o abuelos.

Estas frases llegan a convertirse parte de nuestro vocabulario del día a día, incluso son tan antiguas, que se logran pasar de generación en generación.

Ahora bien, todos utilizamos frases de las que muchas veces no conocemos su origen o la verdadera razón del por qué se dicen, ¿apoco no?

Conoce el origen de “dime con quién andas y te diré quién eres”

¿En qué ocasiones es correcto utilizar este refrán?

Su uso correcto es cuando se quiere aconsejar a una persona para que se cuide de sus amistades “negativas”, pues puede adoptar sus malos hábitos o costumbres y las consecuencias pueden ser severas.

¿Cuál es su origen?

Investigando en diversas fuentes, encontramos que tiene su origen en España, aproximadamente en 1615 y la frase original era “Dime con quién andas, decirte he quién eres”.

Esta frase se encuentra plasmada en la segunda parte de la famosa novela de “Don Quijote de la Mancha”, del autor Miguel de Cervantes.

En 1622, 7 años después de la primera aparición de la frase, la volvemos a encontrar pero en una versión diferente, “Dime con quién andas, hijo y diréte quién eres”.

Ésta segunda versión, se puede apreciar en la obra española, ‘La vida del Buscón llamado don Pablos’ de Francisco de Quevedo.

No estamos seguros en qué momento la frase evolucionó hasta convertirse en la versión que conocemos hoy en día, sin embargo, sólo sabemos que es una frase que tiene 405 años de antigüedad y que, aunque ha sido modificada con el tiempo, nunca ha perdido su significado original.

En conclusión, la frase “dime con quién andas y te diré quién eres”, alberga más de 400 años de conocimiento colectivo, sin embargo, al ser un refrán que encasilla de manera negativa a las personas, sugerimos que primero, hay que ser objetivos y no juzgar solo por las apariencias físicas, estatus social, etc.

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