“La tercera es la vencida”. Conoce su origen

La tercera es la vencida

La tercera es la vencida

Por: Jesús Orellana

Twitter: @SemElChabacano

“La tercera es la vencida” se ha convertido en una de las frases preferidas del español.

Lo cierto es que no todas las personas que utilizan estos dichos populares conocen cuál es su significado o su proveniencia.

Es por esta problemática que en el Chabacano nos hemos dado a la tarea de investigar el origen y significado de las expresiones coloquiales más usadas en México.

Este será un artículo dedicado a nuestros chabacanos curiosos que les encanta indagar hasta conocer la verdad.

“La tercera es la vencida”. Conoce su origen

Aunque esta expresión actualmente se utiliza con un tono optimista, en sus inicios no fue así.

No hay un origen definitivo de esta frase, sino que existen varias historias; algunas relacionadas con la lucha cuerpo a cuerpo, otras con una pena de muerte.

Aquí te platicamos los posibles orígenes de esta popular frase

El primer origen nos remonta al deporte de la lucha grecorromana en sus comienzos: el luchador que lograba derribar a su oponente tres veces ganaba.

La otra versión de origen con referencia a la lucha grecorromana apunta a que el gladiador que tuviera el mejor rendimiento en tres rondas sería declarado el vencedor.

La segunda historia de surgimiento habla sobre la milicia romana.

La milicia romana, organizaba a sus soldados por filas y la tercera columna era compuesta por los soldados más valientes y veteranos.

Cuando los soldados de la tercera fila salían a combatir, esto era un indicativo de que la batalla estaba por llegar a su fin.

La tercer y última leyenda de nacimiento de la frase “La tercera es la vencida” habla acerca del sistema de justicia que se practicaba en los siglos XVI y XVII.

Durante ese periodo, la persona que cometiera tres robos recibía la pena de muerte.

El significado

De acuerdo con las diferentes historias de origen de esta frase, era utilizada para indicar al ganador de un combate de lucha, para anunciar el fin de una batalla y para referirse a la pena de muerte que recibía un ladrón.

Hoy en día esta frase es empleada para referirse a una situación en la que se ha fracasado en dos intentos y el tercero representa el final y el éxito de por fin conseguir lo que se anhela. 

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