Sin química no hay amor
Por: Yaotzihuatl Peña, especialista en sexualidad
LinkedIn: Yaotzihuatl Peña
¿Sabías que enamorarnos es muy parecido a estar drogado? Así es, ya que ocurren cambios fisiológicos como la producción hormonal y de neurotransmisores (sustancias químicas del cerebro), lo que nos hace tener una percepción diferente de la realidad.
Las “mariposas en el estómago”, el sudor en las manos, el temblor en las rodillas y esa sensación de nerviosismo que experimentamos cuando surge el amor, provienen de una actividad cerebral relacionada con las emociones.
Se crea un sistema de comunicación químico en diferentes estructuras que se relacionan entre sí, conocido como sistema límbico.
Sí, sin química no hay amor
A nivel químico liberamos sustancias como la dopamina y la serotonina, que son moléculas producidas en nuestro cerebro relacionadas con las sensaciones de placer.
Recordar cada detalle, sentir que el tiempo pasa rápido, la motivación para hacer cosas y no cansarnos, también es responsabilidad de la dopamina.
Por otro lado, la tranquilidad y ausencia del dolor en el enamoramiento se lo debemos a las endorfinas y encefalinas.
¿Te ha pasado que cuando estás enamorado no te quieres separar de esa persona, que te sientes uno mismo con ella y cuando está lejos, sufres y cuentas el tiempo para volverla a ver?
Pues si hay alguien o algo al que debemos reclamarle esta sensación es a la oxitocina, molécula del cerebro que se encarga de crear apego y hacer que nuestras relaciones sociales sean duraderas.
Cuando te enamoras, el sentimiento de dependencia hacia la persona que nos gusta es muy común.
Seguro ha pasado que mientras más te prohíben ver a ese alguien más ganas te dan de estar con él, esto pasa porque nuestro cerebro libera noradrenalina, sustancia que nos hace experimentar una sensación de energía intensa que al combinarse con dopamina genera el sentimiento de no poder vivir sin el ser amado.
A esto se le conoce como el síndrome de Romeo y Julieta. Y sí, hay canciones como la de “¿Por qué será que los amores prohibidos nos vuelven locos más fácilmente?”
En síntesis, enamorarse es complejo; además de ser un proceso biológico y químico, también está permeado de aspectos sociales como creencias, códigos de comportamiento entre otros.
No podemos dudar que experimentar el amor es una de los momentos más intensos de la humanidad, nos transforma químicamente y cambia nuestra forma de ser y actuar en el mundo. Y a ti, ¿se te antoja enamorarte?
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