“Quedarse como el perro de las dos tortas”. ¿Te ha pasado? Conoce su origen

Quedarse como el perro de las dos tortas

Quedarse como el perro de las dos tortas

Por: Nerdo

Twitter: @SemElChabacano

¿Te cuesta trabajo decidir? ¿Codicias lo ajeno? Seguramente todos, alguna vez, nos hemos encontrado en la postura de no saber qué decidir cuando se nos presentan varias alternativas o de querer las pertenencias ajenas.

Muchas veces esta indecisión es impulsada por la ambición: no queremos ni una ni otra, sino ambas opciones al mismo tiempo.

Tal situación es tan común en nuestro día a día que existe una frase muy popular que la ejemplifica: “Quedarse como el perro de las dos tortas”.

Ahora bien, la realidad es que no todas las personas que utilizan estos dichos populares conocen cuál es su significado o su proveniencia.

Es por esta problemática que en el Chabacano nos hemos dado a la tarea de investigar el origen y significado de las expresiones coloquiales más usadas en México.

Conoce el origen de la frase: “Quedarse como el perro de las dos tortas”

Esta frase tiene sus orígenes en una de las famosas historias de Esopo, un fabulista de la Antigua Grecia al cual se le considera el inventor de este género de la literatura.

La fábula es un relato breve protagonizado por animales, que tiene como objetivo mostrar una moraleja final.

La fábula cuenta la historia de un perro que llevaba en su hocico un pedazo de carne mientras pasaba por un río.

Mientras caminaba por el río pudo observar su reflejo, esto lo hizo detenerse de inmediato para observar con mayor detalle su reflejo.

Al ver esta imagen, el animal creyó ver a otro perro portando un trozo de carne mucho más grande. Esto incitó que soltara el suyo para arrebatárselo al del reflejo, lo cual provocó que cayera al río su pedazo de carne.

La moraleja de esta historia es no codiciar los bienes ajenos, pues podrás perder los tuyos.

Los distintos sentidos que toma la frase

“Quedarse como el perro de las dos tortas” tiene tres interpretaciones: la primera es la que empleamos cuando una persona fracasa por querer abarcar dos o más actividades al mismo tiempo.

La segunda interpretación se da cuando nos referimos a un sujeto que no se decide entre dos posibilidades y al final no obtiene ninguna.

La última interpretación está ligada con la moraleja de la fábula, pues esta frase se emplea para referirse a los individuos codiciosos que fracasan en robar lo ajeno y en el proceso pierden algunos de sus bienes.

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